Nos traga el Lago Enriquillo
Por: Nélsido Herasme
Por: Nélsido Herasme
Los dominicanos estamos sufriendo los embates de la gestión de un gobierno criminal y abusador.
El Partido de la Liberación Dominicana en el poder ha demostrado en la práctica que no tienen hiel y mucho menos compasión de nadie.Cómo es posible que las autoridades de dos provincias como Bahoruco e Independencia estén clamando cuasi de rodillas que el sector agrícola del gobierno acuda en auxilio de decenas de miles de productores, cuyos predios están desapareciendo por el crecimiento sostenido del Lago Enriquillo. La situación por la que atraviesan los pobladores de Bahoruco e Independencia no resiste justificación, análisis y teoría barata, por lo que el momento reclama que las autoridades acudan a los lugares afectados y den señales claras y precisas sobre lo que allí hay que hacer.Son unas 400 mil tareas de tierras sembradas de plátano, batata, yuca, maíz y otros rubros que se están perdiendo ante la miradas impotente de los campesinos, que junto a reses, chivos, puercos y otras especies, no encuentran que hacer y a quien apelar ante las inundaciones que han provocado las aguas del Lago Enriquillo. Ningún funcionario del área agrícola del gobierno peledeista de Leonel Fernández ha acudido a la zona de desastre a salvaguardar los intereses de los campesinos. La isla Cabrito esta cubierta, las aguas azufradas y el balneario de Boca de Cachón se han juntado con las del Enriquillo.
Mientras cunde el miedo y la preocupación en el suroeste, las autoridades del Instituto de Recursos Hidráulico (INDRHI) solo se limitan a observar el desastre y analizarlo, cuando lo que conviene es buscarle una pronta solución a la problemática que ha ocasionado la crecido del Enriquillo, el cual hace rato se tragó el canal Trujillo.
Pero los viajes, las reuniones de aposento, las cumbres y los seminarios no permiten al gobierno peledeista ver más allá de sus narices.
Todo esto tiene una explicación lógica que a nadie ha de sorprender, porque el PLD en el gobierno nunca ha tenido voluntad para resolver este tipo de problema causado por la propia naturaleza, además no estamos en campaña, por lo tanto los votos de esos pobres hombres y mujeres trabajadoras de los campos en estos momentos no sirven de nada a las pretensiones electorales de los peledeístas.
A estos pobres trabajadores que viven de sus pedacitos de tierras, esos que están cerca de la frontera con Haití, lo único que le desea el gobierno es que se los lleve el mismo Lago.
Entre la garganta y el pecho se nos forma una mezcla de pena rabia y dolor al observar a comunicadores, periodistas y profesionales comprometidos con el desarrollo del suroeste hacerse eco simplemente y como papagayo divulgar los anuncios y las demagógicas propuestas del gobierno con respecto a lo que está ocurriendo en el entorno del Lago Enriquillo.
Medios de comunicación, político, profesionales de diferentes ramas, expertos en hidrología, estudiantes y productores agrícolas que hacen vida en la influencia de la olla del lago, saben lo que allí ocurre.
Las poblaciones de Barahona, Bahoruco e Independencia son las que más sufren los embates del Lago.
Los dueños de conucos y fincas residentes en Jimaní, la descubierta, Postrer Río, Los Ríos y Villa Jaragua, han visto desaparecer sus predios. Las aguas saladas del Lago Enriquillo han engullido, anegado y estropeado el orden de la agricultura de esos pueblos y todo ante la desidia y mirada indiferente de quienes tienen la solución en sus manos.
Es por ello es que nos da pena que profesionales de la comunicación y expertos agrícolas de la zona solo estén divulgando las palabrerías de los funcionarios agrícolas y acuíferos del gobierno.
Cada vez que a la zona baja un funcionario es a hablar sandeces y con dolientes prédicas expresar “la gran preocupación del señor presidente de la República por la situación de los labriegos y las familias que residen en el entorno del lago”.
Los profesionales de la comunicación y los expertos agrícolas de la zona del Lago saben muy bien lo que está pasando y conocen a la perfección la intención de los funcionarios locales por apagar cualquier intento de levantamiento de los campesinos afectados.
El Partido de la Liberación Dominicana en el poder ha demostrado en la práctica que no tienen hiel y mucho menos compasión de nadie.Cómo es posible que las autoridades de dos provincias como Bahoruco e Independencia estén clamando cuasi de rodillas que el sector agrícola del gobierno acuda en auxilio de decenas de miles de productores, cuyos predios están desapareciendo por el crecimiento sostenido del Lago Enriquillo. La situación por la que atraviesan los pobladores de Bahoruco e Independencia no resiste justificación, análisis y teoría barata, por lo que el momento reclama que las autoridades acudan a los lugares afectados y den señales claras y precisas sobre lo que allí hay que hacer.Son unas 400 mil tareas de tierras sembradas de plátano, batata, yuca, maíz y otros rubros que se están perdiendo ante la miradas impotente de los campesinos, que junto a reses, chivos, puercos y otras especies, no encuentran que hacer y a quien apelar ante las inundaciones que han provocado las aguas del Lago Enriquillo. Ningún funcionario del área agrícola del gobierno peledeista de Leonel Fernández ha acudido a la zona de desastre a salvaguardar los intereses de los campesinos. La isla Cabrito esta cubierta, las aguas azufradas y el balneario de Boca de Cachón se han juntado con las del Enriquillo.
Mientras cunde el miedo y la preocupación en el suroeste, las autoridades del Instituto de Recursos Hidráulico (INDRHI) solo se limitan a observar el desastre y analizarlo, cuando lo que conviene es buscarle una pronta solución a la problemática que ha ocasionado la crecido del Enriquillo, el cual hace rato se tragó el canal Trujillo.
Pero los viajes, las reuniones de aposento, las cumbres y los seminarios no permiten al gobierno peledeista ver más allá de sus narices.
Todo esto tiene una explicación lógica que a nadie ha de sorprender, porque el PLD en el gobierno nunca ha tenido voluntad para resolver este tipo de problema causado por la propia naturaleza, además no estamos en campaña, por lo tanto los votos de esos pobres hombres y mujeres trabajadoras de los campos en estos momentos no sirven de nada a las pretensiones electorales de los peledeístas.
A estos pobres trabajadores que viven de sus pedacitos de tierras, esos que están cerca de la frontera con Haití, lo único que le desea el gobierno es que se los lleve el mismo Lago.
Entre la garganta y el pecho se nos forma una mezcla de pena rabia y dolor al observar a comunicadores, periodistas y profesionales comprometidos con el desarrollo del suroeste hacerse eco simplemente y como papagayo divulgar los anuncios y las demagógicas propuestas del gobierno con respecto a lo que está ocurriendo en el entorno del Lago Enriquillo.
Medios de comunicación, político, profesionales de diferentes ramas, expertos en hidrología, estudiantes y productores agrícolas que hacen vida en la influencia de la olla del lago, saben lo que allí ocurre.
Las poblaciones de Barahona, Bahoruco e Independencia son las que más sufren los embates del Lago.
Los dueños de conucos y fincas residentes en Jimaní, la descubierta, Postrer Río, Los Ríos y Villa Jaragua, han visto desaparecer sus predios. Las aguas saladas del Lago Enriquillo han engullido, anegado y estropeado el orden de la agricultura de esos pueblos y todo ante la desidia y mirada indiferente de quienes tienen la solución en sus manos.
Es por ello es que nos da pena que profesionales de la comunicación y expertos agrícolas de la zona solo estén divulgando las palabrerías de los funcionarios agrícolas y acuíferos del gobierno.
Cada vez que a la zona baja un funcionario es a hablar sandeces y con dolientes prédicas expresar “la gran preocupación del señor presidente de la República por la situación de los labriegos y las familias que residen en el entorno del lago”.
Los profesionales de la comunicación y los expertos agrícolas de la zona del Lago saben muy bien lo que está pasando y conocen a la perfección la intención de los funcionarios locales por apagar cualquier intento de levantamiento de los campesinos afectados.
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