Estoy viviendo un tiempo
Estoy viviendo un tiempo en que la inseguridad ciudadana con su secuela de asesinatos y delincuencia está picando cerca a los funcionarios de mi gobierno, pero lo penoso de estos es que las autoridades dicen que la criminalidad es tan solo percepción.
Estoy viviendo un tiempo en que mi madre, como ama de casa y a pesar de los altos precios del petróleo en los mercados internacionales, con cien pesos compraba cuatro galones de gas propano y ahora con esa misma cantidad de dinero no puede comprar uno.
Estoy viviendo un tiempo en el que observo el silencio de sepulcro que guarda el gobierno del presidente Fernández cuando es señalado por firmas encuestadoras extranjeras como el segundo gobierno más corrupto de América Latina, detrás del de Porfirio Lobos, de Honduras.
Estoy viviendo un tiempo en que funcionarios del gobierno del PLD, dada las contradicciones políticas internas, denuncian que solo dos de los miembros del Comité Político de esa entidad no son millonarios. Estoy viviendo un tiempo en que el gobierno morado después de olvidarse de las comunidades del Distrito Nacional, después de siete años, observamos al gobernante de turno volver al barrio con besos, abrazos y promesas ante el seño fruncido de sus residentes.
Estoy viviendo un tiempo en que observo las loterías del mundo sólidas y estables y solo la de mi país es la que uno de sus administradores anuncia que está quebrada.
Estoy viviendo un tiempo en que el país es azotado por un brote violento de cólera, el cual ha cobrado decenas de vidas humanas, pero lo grave de este caso es que las autoridades sanitarias ocultan la enfermedad y mi presidente, en el exterior, minimizaba la cifra de muertos a causa de la enfermedad.
Estoy viviendo un tiempo en que productoras de programas de televisión con responsabilidad denuncian las atrocidades, la corrupción y las fechorías de funcionarios públicos, mientras el presidente de la República los protege y estos a su vez chantajean mediante amenazas a los anunciantes de sus espacios.
Estoy viviendo un tiempo en que el gobierno destina gran parte del presupuesto de la nación para la construcción de la segunda línea del metro de Santo Domingo, impone un paquetazo de impuestos que disparan los precios de la canasta familiar, pero lo bonito de esto es que esas medidas afectan tanto al candidato presidencial morado, que hasta llegó a decir que con estas lo habían subido en un palo enjabonado.
Estoy viviendo un tiempo en que ante la explosiva situación, observo en que vez de la gente lanzarse a las calles a protestar ha preferido aferrarse a la consigna de la esperanza: “llegó Papá.
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