Si con un peso dominicano ya casi no se compra nada, imagínese usted qué pasa cuando se trata de medio peso. Muchos guardan esta moneda sólo como recuerdo, pues con ella no se puede comprar ni un pincho. En un rimbombante banco de la capital no me devolvieron 50 centavos y me puse a calcular cuánto dinero hacen al año los supermercados, bancos y demás lugares comerciales donde se quedan con nuestro dinero. Porque, ¿saben ustedes una cosa?: aunque no lo queramos aceptar, somos los ciudadanos más estúpidos, pendejos y zoquetes de todo el globo terráqueo, pues permitimos que nos maltraten, que nos pisoteen y hasta que se queden con la famosa devuelta, también llamada menudo.
Pero claro está, nosotros somos los culpables. Con medio peso, a finales de los 70’s y principios de los 80’s, se compraba una cerveza grande o una pequeña, se iba a un cine, se tomaban cinco carros públicos, se bajaba uno un 20/30 (20 de yuca y 30 de espaguetis), se compraba una tostada en la Barra Payán y existían muchos artículos que podían ser adquiridos a ese precio.
He aquí una moneda de esta denominación con la imagen del Padre de la Patria, con su rostro gastado, quizás cansado, apesadumbrado, mancillado por tener que aparecer en tanto dinero sucio y que cada día vale menos.
¡Ay Duarte, Sánchez y Mella, desde sus tumbas, eleven un grito para que no los pongan más ahí! ¡Descase en Paz El Medio Peso Dominicano!
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